From Hell – Dark Entries Vol. VIII – Redefine & …
septiembre 6, 2016La Vuelta Al Mundo En 80 Músicas – Temp. III – Cap. XLI
septiembre 7, 2016Texto: Alejandro Serrano
A veces da la sensación de que la mayoría de los productores de techno que han alcanzado un estatus en la escena de baile tienden a trabajar con un lenguaje brusco, que tiende al negro. Por eso a veces se echa en falta más brillo y complejidad, que haga resaltar esos matices oscuros, de desesperanza, inscritos en el ADN del techno, y ese es uno de los puntos fuertes del productor madrileño Alex Under. De origen rockero tirando a heavy, ya desde aquél refulgente y vertiginoso vinilo: Verde Guisante (2003), publicado en su propio sello: CMYKmusik, que destacó por su singularidad, elegancia y sutileza psicodélica, nos ha dejado claro que este productor ha venido con la intención de sacar brillo, color y melodía a multitud de registros sonoros. Después de una larga trayectoria que cuanta con un necesario parón creativo en el que quedan maxis y remixes de todos los colores, formas y velocidades, entre ellos el magnífico Collage (Plus 8), una de las grandes referencias en la segunda era del sello de Richie Hawtin, nos ha demostrado con infinita paciencia, que en estos tiempos se puede seguir haciendo una electrónica tan inteligente como pistera.
Su último trabajo: Negro Rorschach (2016), publicado en CMYKmusik, es un ejemplo de ello. Ya el título del disco nos desvela su recurrente intento, presente en toda su trayectoria, de “humanizar” y “acercar” el techno a lo cotidiano, bajo términos más expresivos, “coloridos” y comunes. Los tres temas que lo componen, son tres variaciones que parten de un techno intenso y tenue, guiado por un envolvente groove de una luminosidad cautivadora, donde la linealidad en el desarrollo del discurso cobra especial importancia, comunicando así una extraña sensación crepuscular. Y como ya hiciera en “La máquina de bolas” (2011), escapando al cliché de hacer música potencialmente pinchable, Under ha decidido trazar un disco magmático, donde la improvisación y la sutileza, están presentes en cada nota. El primer corte, Un Pescador, arranca de forma luminiscente, con un potente y suave bassline, marcado por una combustión lenta y vaporosa, que nos adentra en una espiral guiada por unos coloridos sintes. La segunda variación, Una Mariposa, se trata de un corte mucho más hipnótico, sombrío y misterioso, de abisales loops que aletean sobre un futuro incierto. Por último, la variación Una Multitud, cierra el disco de forma progresiva, bullente y evocadora, transportándonos a un viaje oceánico lleno de matices y escalofriantes mareas de sintes, que pocos productores nacionales con decidida soltura, están dispuestos a habitar.
El resultado, al final, se refleja en un conjunto que apunta directo a la imaginación, en un disco que si algo no le falta es madurez, profundidad y muchas ideas brillantes que buscan afanosamente renovar el lenguaje del techno desde el lado oscuro.