por Alexis Piédrola y Raquel Ares
Era nuestro primer contacto con el Lapsus Festival celebrado en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona. La tercera edición celebrada el día 2 de abril de 2016 se presentaba con grandes expectativas, ya que la organización había decidido ampliar de uno a tres espacios: la entrada de los asistentes tenía lugar por el Pati de las Dones, en el que un escenario presentaba algunos artistas que comenzaron por ambientar la soleada tarde de sábado.
Las actuaciones en el ya mítico Hall del sugerente CCCB comenzaban a las 17:00 con F-On & Urtzi. Desde el Hall teníamos acceso directo al edificio del Teatre, utilizado como único escenario en las ediciones anteriores, donde el primero en ocupar la tarima fue David Cordero. Sólo tuvimos que esperar treinta minutos y balancearnos un poco con el final de Soul Jazz Records Sound System para sumergirnos en el Hall y presentir que nos esperaban unas horas de buena música y buen ambiente, sobre la alfombra roja que acompañaba al festival de música de vanguardia que el año anterior había agotado todas sus entradas.
Las primeras horas reconocimos el espacio, acompañados de nuestro inseparable zumo de cebada y la música de Jose Rico de Downbeat Showcase que ambientaba el Hall. Empezamos a meternos en faena a las 19:35 con la segunda actuación del Teatre, en el que recibimos una grata sorpresa por parte del misterioso HKE, que nos sumergió en un viaje por las vías de alguna ciudad asiática e impersonal que no pudimos llegar a descifrar. Un viaje oscuro e hipnótico. Inmensidad reflejada a través de campos sonoros y cemento en forma de edificios y llanuras. Creíamos estar en movimiento, pero toda la sala estaba sentada, e incluso en algunos casos los asistentes a la actuación estaban totalmente tumbados. Sobresaliente.
A las 20:30 llegaba una las actuaciones más esperadas. La presentación del live del Viejo Lobo de Mar conocido como Donnacha Costello. Todo comenzó con un prolongado sostenido al que acompañaron, durante más de quince minutos, modulaciones flotantes, sonidos sintéticos y un silencio absoluto. Delicada atmósfera ambient de alto nivel. Bajas frecuencias y sonidos que no utilizaban los canales habituales de recepción. Lo mejor del festival. Un 10, pero ya sabemos que para gustos, estilos y para estilos, personas.
Sin palabras tras HKE y Donnacha Costello, bajamos al Hall para presenciar cómo se las gastaba Pyrénées, que estaba jugando con los sonidos como si fueran plastilina y nos deleitó con una sesión de lo más pistera, techno con groove y melodía. La noche comenzaba con un público poco numeroso pero animado.
A las 22:00 llegó una de las actuaciones más esperadas, Ceephax Acid Crew, repartiendo bacalao y poniendo a cada uno en su lugar. Se salió. Powell también conocido como “El Gamberro” revolucionó la pista de baile con su forma de pinchar techno deconstruido y sus joyitas que no dejan a nadie indiferente. ¡Im-presionante!
Para despedirnos de Lapsus festival decidimos subir de nuevo al Teatre y allí tuvimos la suerte de encontrarnos con el cierre de Jlin, que tenía la difícil tarea de continuar la extravagante actuación de Lotic. La joven artista americana, venía cargada de ritmos rotos, percusiones tribales y un sonido propio. ¡Es que Mike Paradinas solo hace buenos fichajes! De las pocas féminas en la escena mundial del footwork. Elegante cierre de un festival en el que el ambiente y la localización hacen que sea una de las mejores ofertas de música electrónica alternativa celebradas en Barcelona.