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febrero 22, 2023Texto e imágenes: Cristian Bertolo
¿Cuál es el futuro de la Música? Esta es la pregunta que me hago cada vez que paro a fijarme en las tendencias populares, en podcasts y en charts. Hay para todos los gustos, eso sí (y por suerte) pero da la sensación de que lo que se presenta como nuevo en algunos géneros, lo que lo peta, suena irremediablemente a algo anterior: concebido a partir de simples refritos y tímidas vueltas de tuerca a claras influencias, que a veces rozan el plagio. Se traten de artistas consagrados que se auto copian o de bandas nuevas que suenan a…, hay una falta de ideas e innovación que lleva a reflexionar sobre el estancamiento creativo y conceptual, no solo en la música, si no en el resto de las Artes de consumo masivo. Sin desmerecer lo que se consume, al fin y al cabo se siguen produciendo algunas buenas canciones por buenos músicos, pero faltas de originalidad y perecederas.
Soy de los que cree que ya está todo inventado, que lo único que queda por explorar es a partir de la creación de híbridos entre distintos géneros para abarcar a un público heterogéneo, no necesariamente masivo. Esto me ha llevado a recorrer la escena de segunda división o el under, donde he encontrado auténticas gemas, o adentrarme en universos creados por auténticos genios de la música que tal vez el tiempo les reivindique como eslabones de una evolución, a estas alturas necesaria. Por esto mismo fue que me entusiasmó mucho la posibilidad de asistir a un directo de los AIMING FOR ENRIKE, un dúo que viene pisando fuerte en el panorama musical de vanguardia, justamente mezclando distintos ritmos y géneros.
La cita fue en la magnífica sala VOL (la antigua Be Good) en donde tocarían esta vez como cabezas de cartel, ya que en visitas anteriores a la ciudad condal lo hicieron siendo parte del cartel del ultimo AMFest o abriendo para otras bandas.
LINALAB es el proyecto de la música colombiana afincada en BCN Lina Bautista, en colaboración con distintos músicos, con los que ha editado cuatro producciones desde 2011. Como es costumbre, la semana previa al bolo estuve interiorizándome en su música y concepto y sinceramente no pude encontrar alguna odiosa comparación o definición a su estilo, lo cual me ha entusiasmado aún más para verla en directo. Esta vez acompañada por un batería, el set de LINALAB nos hizo transitar por distintos estadios sonoros, por momentos minimalistas o ambient, recurriendo a las distintas texturas electrónicas generadas por medio de un sintetizador modular y guitarra eléctrica, enfatizando algunos momentos hipnóticos con redobles de batería, que bien podríamos definir como Post Rock/ Ambient, una amalgama de capas sonoras entre la calma y el ruido, un ejercicio de experimentación completo que fue el aperitivo ideal para el plato fuerte de la noche.
No pude dejar de sorprenderme por el despliegue de gear que había sobre el escenario para los AIMING FOR ENRIKE: entre los amplificadores, la extensa pedalera de efectos, sintetizadores (tanto del lado del guitarra como en la batería) y demás aparatos y artefactos creía estar en un laboratorio sonoro ambulante o en la misma cabina de la nave Enterprice. Este dúo proveniente de Oslo, conformado por el guitarra Simen Følstad Nilsen y el batería Tobias Ørnes Andersen viene produciendo y estando muy presente en festivales de música alternativa desde 2011, con una propuesta musical netamente instrumental, heterogénea y muy variada en la que confluyen elementos del pop, el rock, la música electrónica, la experimentación y el jazz. Con la gente escalonadamente accediendo al local, arrancaron el set algo tímidos y con algunos problemas de sonido que muy pronto se pudieron solucionar para arrancar con el show “en serio”. A medida que avanzó la presentación, los presentes fuimos animándonos más y más con lo que venía desde el escenario: un viaje sonoro con paradas en riffs aguerridos, etéreas melodías y elementos pregrabados junto a la batería virtuosa de Tobías. De pronto me vi sacudiendo la cabeza con los guitarrazos o moviendo el esqueleto con segmentos de auténtico Deep House, que dieron forma a una experiencia sónica excitante e indefinible.
Generosa casi hora y media de show de los AIMING FOR ENRIKE, que por lo menos a mí me ha dejado con un muy buen sabor de boca, entusiasmado con la propuesta musical en directo y con muchas ganas de saber cómo evolucionará este proyecto en el futuro, que en apariencia se presenta alentador: felizmente creativo y libre de estancamientos.